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Por José Antonio Caravaca
UN CASO
CONTROVERTIDONo tengo ninguna duda. Si existe un suceso realmente
polémico dentro de la copiosa casuistica OVNI registrada a lo largo y ancho de
la provincia de Cádiz, ese es el caso ocurrido en la localidad costera de Conil.
Incluso podría añadir, sin equivocarme, que en nuestro país, nunca un episodio
relacionado con los enigmáticos No Identificados despertó tanta curiosidad y
admiración, y ¿por que no?, en la misma medida controversia, debate y
rechazo.
Han pasado algunos años desde que la sensacional noticia del
encuentro de unos jóvenes con unos misteriosos humanoides "mutantes" diera la
vuelta al mundo. Son muchos los investigadores que han dudado de la veracidad
del testimonio vertido por los testigos, sobre todo teniendo en cuenta la
inquietante conclusión que se extrae del relato de los mismos... que entidades
no humanas pudieran convivir entre nosotros como personas completamente
normales, o al menos, infiltrarse esporádicamente en nuestra sociedad por
motivos que ni siquiera podemos aventurar...
El conocido reportero Juan
José Benítez investigó en profundidad los hechos publicando posteriormente el
resultado de sus pesquisas en una de sus obras mas impactantes y arriesgadas, La
Quinta Columna. Para el escritor y periodista navarro aquel incidente fue real,
siendo por derecho propio, uno de los encuentros cercanos con tripulantes de
OVNIs mas espeluznantes que había podido encuestar. Y como decía el titulo de
otro de sus libros "La punta del iceberg", el caso Conil se convirtió, sólo, en
el extremo mas visible de una extraordinaria y desconocida casuistica que se
estaba dando por todo el litoral gaditano, y especialmente en los alrededores de
aquel pequeño pueblo turístico, que hasta entonces apenas era conocido a nivel
nacional.
Por lógica, debido a su cercanía con mi lugar de residencia, la
investigación de éste particular episodio OVNI (nada común por cierto con los
miles de testimonios recopilados en los últimos 50 años de literatura ufológica)
se convirtió en un autentico reto personal. En un apasionante viaje tras la
huella de unos escurridizos y fantasmagóricos humanoides que como surgidos de la
nada, irrumpieron en el transcurso de unos años, en unos lugares determinados y
concretos de la geografía gaditana... Y mi sorpresa fue en aumento a medida que
iba profundizando en la cuestión, conociendo nuevos y reveladores datos... y
sobre todo, descubriendo nuevos escenarios para estas
apariciones...
Durante mas de una década, he podido documentar un buen
numero de éste tipo de sucesos, que demuestran que, al menos, para quebranto y
espanto de algunos, testimonialmente existen suficientes indicios que
corroboran, en parte, las sorprendentes declaraciones ofrecidas por los jóvenes
de Conil. No pretendo aseverar con el siguiente trabajo, que entidades no
humanas convivan con el ser humano o que lo "extraterrestres" ya estén
instalados tranquilamente en la vivienda de al lado de su domicilio, ni mucho
menos, solo aspiro a ofrecer al lector trazos de una realidad que no por
inverosímil ha de ser menos cierta y creíble...
UN BUEN SUSTO EN LA MADRUGADA"Habíamos
hecho una marcha con unos amigos por la costa de Cádiz visitando varias playas y
pernoctado en ellas. El viernes 4 de septiembre de 1992, acabamos en Conil tan
solo un amigo y yo. En aquellas fechas se celebraba la feria en la ciudad, y
tras estar un rato allí, por el cansancio más bien, decidimos irnos a dormir a
la playa. Sobre las 22:00 o 22:15, bajamos por la playa de los Bateles y
decidimos alejarnos hacia la izquierda, para evitar el bullicio de la gente de
la feria que estaba a pocos metros de allí y que podrían molestarnos a lo largo
de la noche. Cruzamos el río, y tras andar unos 200 metros nos quedamos en la
playa del Palmar. Estuvimos cenando tranquilamente y a eso de las 00:30 decimos
acostarnos. De pronto, vimos que por la línea de horizonte, se acercaban dos
personas..., pensamos que estarían haciendo footing, pero al pasar cerca de
nosotros vimos que no eran personas normales...".
Como iban a suponer
Luis S. y Ramón G. que, el ultimo día de sus tranquilas vacaciones, el destino
les había reservado una siniestra sorpresa que haría que jamas olvidaran aquel
periplo por distintas playas de Cádiz...
Fue el propio Luis S. de 29 años
y abogado de profesión, quien nos narró el suceso, años después, en 1996, a lo
largo de una amistosa charla en una céntrica cafetería de la capital gaditana.
Luis desconocía, por aquellas fechas, que precisamente un mes de septiembre de
1989 muy cerca de donde ellos se quedaron a dormir, varios testigos se
encontraron cara a cara con unos extraños humanoides...
Quizás, si
nuestro abogado hubiera conocido ese antecedente no habría pernoctado en aquel
lugar... o al menos se lo hubiera pensado antes... pero ¿que ocurrió exactamente
en Conil para que todas las miradas se dirigieran hacia ese modesto pueblo?.
Abandonemos por un momento la capital gaditana y traslademosnos hasta esa bella
población costera volcada en el turismo que actualmente cuenta con una población
de 19.417 habitantes...
HUMANOIDES EN
CONILIsabel Sánchez (17 años), Lázaro (14 años), Pedro González
(21 años), Loli Bermúdez (23 años) y Pedro Sánchez (19 años), formaban una
pandilla de amigos de Conil que se reunían por las noches frente a la playa de
los Bateles para charlar y pasar el rato sentados en la fina arena. Pero aquel
mes de septiembre de 1989 algo iba a cambiar para siempre sus tranquilas vidas.
Durante varios días estuvieron observando unas misteriosas luces en el cielo que
se movían de un lado para otro sobre sus cabezas, por su forma y movilidad, no
parecían ser luces de aviones o helicópteros. Movidos por la curiosidad, acudían
cada noche al mismo lugar y sobre la misma hora (20:30 horas), con la intención
de ver aquellas luminarias, que con un puntualidad fuera de lo usual, acudían a
la cita nocturna con los jóvenes. El viernes 29 ninguno de los presentes
imaginaba si quiera remotamente lo que iba a suceder allí sobre la arena de la
playa.
Sobre su posición observaron un objeto luminoso en forma de media
luna, con unas luces rojas en su interior dispuestas en forma triangular, y otra
luz anaranjada, que habían visto anteriormente, hizo acto de presencia en la
linea de horizonte del mar. Según apreciaciones de los testigos las luces
parecían comunicarse entre si, emitiendo destellos luminosos, intermitencias que
repetían con cierta frecuencia.
Pero el gran estupor llegó cuando sobre
las nueve de la noche se percatan que cerca de la orilla habían dos humanoides
muy altos de unos 2 metros de altura y ataviados con unas túnicas blancas. Sus
cabezas eran también blancas pero de una tonalidad diferente, sin facciones en
sus rostros ni cabellos. " Los seres, con los brazos pegados al cuerpo y unos
andares torpes, se dirigen hacia el grupo -escribe Juanjo Benítez. Cunde el
pánico y los jóvenes huyen. Los seres se detienen y, al poco, los muchachos
hacen otro tanto. Se hallan a veinte o treinta metros. Los seres giran y dan la
espalda a los cinco testigos. Parecen observar la luz roja que permanece inmóvil
sobre el puerto de Conil.En esos instantes, los vecinos ven caer lo que
denominan una "estrella fugaz". Es una luz pequeña, como una pelota de tenis y
de un color blanco-azulado. Surge a escasos metros sobre las cabezas de los
seres y se esfuma cuando parecía que iba a chocar contra ellos. Acto seguido,
sin inmutarse, los dos seres se sientan en la arena y excavan un pequeño
montículo a su alrededor. La "muralla" tiene forma de herradura. Segundos
después, según los testigos, "se dejan caer de espaldas, siempre tiesos como
palos".
En esos tensos momentos, los seres se intercambian una pequeña
esfera de color azul-celeste que parece flotar de un lado para otro. Estuvieron
de esta forma algún tiempo hasta que uno de los jóvenes distinguió a través de
unos prismáticos a otro extraño ser, mas impresionante aún que sus antecesores,
que se hallaba a los pies de los otros dos. Este último humanoide tenía una
altura colosal, Pedro González asegura que medía al menos tres metros, siendo su
cabeza desproporcionadamente grande en relación al cuerpo y tenía dos enormes
ojos negros. Según todos los testimonios recabados el gigantesco ser vestía un
ceñido mono de color negro. De pronto, los dos "individuos" que estaban tumbados
sobre la arena se reincorporaron, los testigos esperaban ver, de nuevo, a los
humanoides pero en su lugar, había "aparecido" una pareja vestida completamente
normal y no había rastro de las túnicas. El hombre era muy alto, rubio y vestía
con vaqueros y camisa, ella tenía el pelo largo, moreno y vestía con una falda
larga de color blanco.
El extraño dúo se dirigió tranquilamente hacia el
pueblo, y al pasar cerca de los muchachos estos los pudieron apreciar mejor.
Comprobando que por su aspecto físico parecían turistas extranjeros, "alemanes"
o nórdicos, sin embargo los rasgos faciales del hombre eran peculiares, pues
tenía la frente muy ancha y el nacimiento del pelo se hallaba muy retrasado en
la cabeza.
Mientras tanto, el humanoide de negro que había permanecido
inmóvil en la playa, parecía vigilar estrechamente a los jóvenes. De pronto el
gigante se encaminó hacia poniente, "volando" sobre una sustancia gaseosa,
parecida a una pequeña nube blanca que se hallaba en su pies. El ser estaba
completamente rígido, como una estatua, sin ejecutar movimiento alguno en sus
piernas. Dos de los testigos, corrieron hacia la playa tras el gigante, pero los
gritos de sus compañeros les hicieron desistir de su persecución. El extraño
humanoide se detuvo en ese instante volviéndose hacia los dos jóvenes, fue así,
cuando pudieron apreciar que el rostro de aquel ser no poseía facciones, excepto
los ojos que eran de un negro intenso y ahuevados. Tuvieron la sensación de que
les estaba advirtiendo de algo, pero los jóvenes no tuvieron un segundo para
pensarselo dos veces y volvieron de inmediato con sus amigos...
Como si
la historia aún no hubiese terminado, minutos mas tarde, pudieron contemplar
otra extraña luz en el cielo que iba desde poniente a levante desplazándose, sin
hacer el menor ruido, "como pegando saltitos en zigzag". Tras concluir el
avistamiento, se incorporó al grupo el hermano de Loli, Juan Bermúdez. Una vez
que le narraron lo sucedido se dispusieron a examinar el lugar donde habían
visto a los humanoides en la playa. Llegados a la orilla, pudieron inspeccionar
unos montículos en la arena, que supuestamente habían elaborado los humanoides
antes de tumbarse. Apreciaron, entre los montones de arena, unos arañazos
realizados por unos dedos muy finos y largos, semejantes, en aspecto, a los
surcos delgados que deja un rastrillo.
Las huellas de los pies desnudos
denotaban, evidentemente, que no calzaban zapatos. Las marcas correspondían a un
pie de unos 45 cm. de longitud por 15 cm. en su parte ancha. El puente del pie
aparecía curvado y con el dedo pulgar mas desproporcionado que el resto. Lo
particular de éstas huellas, comentaron los testigos, es que tanto las pisadas
del hombre como las de la mujer se hundían igualmente en la arena, aún cuando el
sujeto era mucho mayor y lógicamente más pesado que la chica.
En el
camino que tomaron la pareja hacia el pueblo hubo algo mas que les llamó
poderosamente la atención. A unos 20 metros del surco aparecieron numerosas
huellas, decenas de ellas, que parecían dar vueltas alrededor de un punto, sin
embargo, los testigos, no observaron en ningún momento que la extravagante
pareja diese vueltas de esta forma (¡).
Todo terminó por esa noche. Algo
inquietos y asustados, los jóvenes gaditanos regresaron a sus casas y más de uno
no pudo conciliar el sueño aquella larga madrugada...
Al día siguiente,
según nos explica Pedro González, en una de las múltiples entrevistas que hemos
mantenido con él, nada más despertarse, unos amigos le avisaron de que había un
grupo de personas inspeccionando la playa, rastreando la arena con detectores y
que varios helicópteros sobrevolaban la zona. Una vez reunidos todo el grupo
acudieron al paseo marítimo pudiendo comprobar con sus propios ojos el amplio
despliegue de rastreo que se efectuaba sobre la playa de los Bateles. "Por otra
parte -revela Pedro-, días antes del 29 de septiembre una pareja de amigos que
venían de Madrid, me contaron que circulando con su coche por la carretera
situada junto a la playa de los Bateles. Cuando se disponían a bajar del
vehiculo vieron como llegaba una furgoneta blanca y de la que bajaron siete
personas perfectamente trajeadas. Uno de ellos se aproximó al automóvil de la
pareja madrileña para pedirles la documentación. Por lo visto eran policías y
les dijeron que se marcharan de allí."
Estos datos aportados por Pedro
González, alertando de la presencia en Conil de "policías de paisano" y de
personas rastreando la playa, son sumamente llamativos. Investigaciones que he
conducido al mas alto nivel han arrojado informaciones insospechadas hasta el
momento por su trascendencia y que podrían aclarar muchos puntos oscuros de ésta
trama. Mis pesquisas señalan que, al menos, dos servicios de inteligencia
europeos, incluyendo al español (CESID: Centro Superior de Información de la
Defensa en su fecha, actualmente CNI: Centro Nacional de Inteligencia), pudieron
estar al tanto de lo sucedido la noche del 29 de septiembre de 1989, sea cual
fuera la naturaleza del fenómeno manifestado ante los muchachos. Por
casualidades del destino, que en ocasiones es demasiado caprichoso, en aquella
pequeña localidad gaditana, existe desde hace muchos años un importante
destacamento de los servicios secretos españoles, dedicado concretamente al
espionaje electrónico, cuya base de operaciones, por cierto, no se haya muy
lejos de donde sucedió el incidente. Personalmente he corroborado que algunos de
sus agentes conocen los pormenores del caso, siendo muy reacios a comentar
abiertamente el hecho... pero dejemos esta información, de momento,
"congelada"...
Añadir que el 29 de septiembre de 1989, las sofisticadas
instalaciones del radar militar de Algeciras, encargadas entre otras cosas de
controlar toda la zona sur de España, quedaron misteriosamente inutilizadas(¡),
con la repercusiones que un "fallo" de esas características puede acarrear a la
seguridad nacional...
Y dos meses después del avistamiento de los
jóvenes, varios agentes de la policía local, fueron testigos de como unos
extraños objetos iluminaban a su paso tanto las instalaciones de Telefónica como
las de una "instalación" militar cercana a la playa de los Bateles. "Se ha
podido observar - leemos en el informe policial redactado en la comisaria de
Conil el 29 de diciembre- que en las inmediaciones de telefónica existían dos
grandes focos de luz sobrevolando, dirigiendonos al lugar por la carretera del
pago del sorro y a la altura del camping denominado los eucaliptos nos detuvimos
para observar dichos focos, se pudo observar que los focos estaban parados y no
se pudo apreciar ningún tipo de ruido de aparato en vuelo, dichos focos se
apagaron inmediatamente (la extraña luz reacciono ante la presencia de los
agentes)
convirtiendose en un pequeño foco de luz tenue casi inapreciable,
tomando seguidamente dirección donde anteriormente alumbraban, desde la
inmediaciones de telefónica hasta unos 500 m. pasada la base militar, esto se
pudo observar por un tiempo aproximado entre 60 y 90 segundos".
BUZOS, EXTRATERRESTRES Y BUQUES NO
IDENTIFICADOS
En aquellos días de frenética actividad, los cinco
jóvenes narraron en diferentes medios de comunicación lo que les había ocurrido
la noche del 29 de septiembre, y a partir de ese momento fueron sometidos a todo
tipo de críticas, dentro y fuera de su propio entorno.
La noticia fue
publicada con gran expectación el 5 de octubre en el Diario de Cádiz. Los
primeros que acudieron al lugar, fueron miembros del grupo GEIFO (Grupo Español
de Investigación del Fenómeno Ovni) que entrevistaron a algunos de los chicos e
incluso participaron junto a ellos en una improvisada alerta OVNI. Los miembros
de dicha agrupación ufológica, en un primer contacto, "aparentaron" creer en la
historia, o eso al menos es la impresión que tuvieron los jóvenes a su marcha. A
los pocos días, y en contra de esa primera sensación, GEIFO afirmaba a bombo y
platillo, a través de la prensa local, que todo había sido una terrible
equivocación por parte de los adolescentes.
En su informe los sesudos
investigadores gaditanos declararon que en aquellas precisas fechas se
desarrollaban unas labores de cableado submarino frente a las costas de Conil, y
que los testigos debieron de confundir las luces de los distintos elementos de
la operación con OVNIs. Concretamente "culpaban" al buque cablero de bandera
británica Monarch, que según datos de GEIFO, la noche del 29 de septiembre,
estuvo trabajando muy cerca de la costa gaditana, siendo, por tanto, sus luces
las denunciadas por los testigos. Independientemente que el relato de los
jóvenes indicara que los objetos luminosos que habían divisado se hallaban en el
aire y sobre Conil. Para mas inri, añadieron que la observación de los
humanoides y la sorprendente transformación tenía una explicación sencilla y
nada extraordinaria. En realidad, al menos para ellos, se trataban de buzos
pertenecientes al citado buque, que tras desembarcar de una zodiac, decidieron
dar un paseo por el pueblo, tras colocarse unos albornoces y cambiarse de ropa
allí mismo sobre la arena de la playa. Las descomunales huellas las produjeron
los buzos al andar con las aletas puestas en la orilla...
No es de
extrañar esta actitud abiertamente crítica por parte de los integrantes del
GEIFO, ya que siempre han destacado por su radical y desmesurado escepticismo
ante cualquier manifestación OVNI.
Lo anecdótico del presente caso, para
sonroje de mas de uno, es que el capitán del Monarch, el Sr. Donaghy, refirió a
Juan José Benítez en una entrevista personal, que el cablero bajo su mando
estuvo, como mínimo, a 50 Km de distancia de la costa aquella noche, lo que
impediría lógicamente la visibilidad de sus luces desde tierra. Las pesquisas de
Benítez tampoco hallaron pruebas de la presencia de dos buceadores nocturnos en
la playa...
Además Donaghy, añadió otro detalle desconcertante durante la
interesante conversación que mantuvo con el bravo periodista navarro, desde su
navío, el capitán y su tripulación observaron unas extrañas luces rojas en el
horizonte, que pensaron podría tratarse de un barco en apuros por lo que
decidieron ponerse en comunicación con ellos, sin embargo, a través de la
emisora recibieron una respuesta, en perfecto ingles, informandoles que se
trataban de pescadores y que se hallaban en perfectas
condiciones....
Pero la historia no acaba aquí para horror del GEIFO...
otros testigos aun debían de confirmar que los incidentes del 29 de septiembre
no eran resultado de la calenturienta mente de cinco imaginativos
adolescentes... y que los buzos no podían estar en todas partes... aunque fueran
en zodiac... o en el "barco volador"...
LLEGAR Y BESAR "EL SANTO""Tuve la gran
suerte de ver con mis propios ojos a seres de otros mundos -el domingo 15 de
octubre de 1989-, cuando investigaba el complejo fenómeno ovni ocurrido en Conil
de la Frontera, en Cádiz, la noche del 29 de septiembre de 1989, en que cinco
jóvenes de la localidad tuvieron su primer "encuentro cercano" con humanoides".
Quien así de contundente se manifestaba era nuestro compañero y gran amigo Jesús
Borrego, quien tuvo la "fortuna" de toparse con la misteriosa pareja de
"alemanes".
"Estábamos tomandonos unos refrescos en un bar -nos relató
Jesús Borrego autor de decenas de artículos dedicados a los OVNIs y otros
enigmas- cuando los chavales (se refiere a los testigos) se quedaron mirando a
una pareja que les rebasaba en dirección al mar. Lo extraño de ellos era la
cabeza del hombre -rubio- así como su elevada estatura. La cabeza, aunque
presentaba un tamaño normal, tenía el nacimiento del pelo mas atrás de lo
habitual, destacándose una prominente frente. La estatura del hombre sobrepasaba
los dos metros y la chica -morena- podría tener mas de un metro noventa, y ambos
llevaban el pelo largo".
Borrego actuó con sangre fría y en compañía de
algunos de los chicos, decidió seguir a la enigmática pareja que se dirigía
hacia el mar a una distancia de unos 150 metros. La visibilidad era buena y
aunque era de noche, había luna llena. Entonces sucedió algo inexplicable. La
pareja había desaparecido súbitamente, cosa que era prácticamente imposible,
teniendo en cuenta que allí no existía obstáculo alguno que dificultara la
visión. Cuando dirigieron la vista hacia la playa observaron un punto oscuro a
lo lejos. Esta mancha, en el horizonte, tenía el tamaño de un balón de fútbol y
segundo a segundo fue aumentando de tamaño conforme se iba acercando. Los demás
jóvenes, que se quedaron en el bar, pudieron ver en ese instante, aquella masa
oscura que se aproximaba a una vertiginosa velocidad a los testigos. Parecía
como si flotase en el aire y a veces avanzaba como si fuese empujada por una
fuerza invisible.
Cuando llegó casi a la altura del grupo de
"exploración", pudieron apreciar que tenía forma humana y que se trataba de una
chica. En un principio, dada la velocidad que llevaba, apenas podían apreciar
las piernas, sin embargo, una vez llegó a la altura de los testigos se detuvo y
continuó andando como si nada. Se desprendió de la parte superior de la ropa y
todos coincidieron en que se veía perfectamente el contorno de su figura, aún
así no pudieron ver bien sus rasgos faciales. Ellos se encontraban a unos 60
metros de la orilla y por tanto de la mujer, que estaba en el borde del mar. La
enigmática joven continuó caminando hacia poniente donde se encontró con otra
persona que nadie vio de donde salió. Según Borrego, con la ayuda de Pedro
González, que le cronometró el tiempo, "aquella persona había recorrido ¡cuatro
kilómetros en 45 segundos!". Tras este extraño percance, que les distrajo de su
primer objetivo, procedieron a seguir las huellas marcadas en la arena por la
pareja. Las de la chica apenas si se veían, en cambio las del hombre las notaron
muy profundas y de una longitud de casi 50 cm. Este detalle lo apreciaron
nítidamente, ya que la arena estaba mojada. El rastro continuaba hasta
adentrarse en el mar, "es como si hubiesen seguido su camino hacia el mar y
hubiesen desaparecido en él"... Pues bien, cuando los chicos y el sorprendido
Borrego, que solo aspiraba en aquella jornada conseguir una simple entrevista,
regresaban al pueblo "vimos de nuevo a la pareja de marras, ¡y con la ropa
totalmente seca!." señala el experto investigador gaditano que no daba crédito a
sus ojos.
Juan Bermúdez nos explicó un nuevo detalle de la historia
"cuando vimos a la pareja, a través de los prismáticos, parecía que el hombre me
miraba fijamente, y eso que yo estaba escondido tras unos paneles publicitarios
y a cierta distancia". Añadir que cuando pasaron ante ellos, en el pueblo, el
hombre llevaba cara de pocos amigos y se les quedó mirando, pasando el brazo por
encima del hombro de la chica en señal de protección. Juan Bermúdez les filmó
con una cámara de cine de 8 mm. Sin embargo cuando envió la película para su
revelado a Madrid ésta salió velada, y las imágenes grabadas anteriormente
venían desordenadas a su vuelta...
"Solo puedo deciros una cosa -concluye
Borrego- lo ocurrido en Conil de la Frontera, por muy inverosímil que parezca es
real, yo fui testigo de ello, pese a quien pese". Dejamos a nuestro colega Jesús
Borrego, conscientes de que su testimonio era una pieza fundamental en todo este
"endiablado" rompecabezas de los "infiltrados". Pues la historia se complicaba
hasta limites inimaginables con el descubrimiento de nuevos datos. La noche del
29 de septiembre la pareja se hospedó en un hotel de Conil tal y como apuntaron
los jóvenes. Pues bien, Juan José Benítez constató que la documentación
utilizada por el hombre y la mujer era falsa, aunque realmente los datos que
facilitaron pertenecían a un matrimonio real alemán, pero que nunca había puesto
un pie en España....
Pedro González nos facilitaría nuevos detalles de
los turistas "alemanes"; "El señor de pelo rubio lo habíamos visto anteriormente
por el pueblo varias veces, pero a raíz de aquello y de lo que nos ocurrió con
Borrego desapareció súbitamente sin dejar rastro. Algunos vecinos del pueblo lo
conocían y tuvieron la oportunidad de oírle hablar, comentaron que hablaba en
varios idiomas. También escuche la historia de un crio de Conil que vio como un
individuo muy alto y rubio despellejaba a un animal, al parecer un perro, en un
lugar apartado de la playa, sin embargo, nadie tomó en consideración los
comentarios del chico".
DE NUEVO UN
GIGANTE EN LOS BATELESNuestras persistentes investigaciones en el
litoral gaditano, en busca de mas testimonios que fortalecieran nuestras
sospechas debían de dar sus frutos... y así fue. En el verano de 1993 seguimos
la pista de un vecino de Conil que había tenido un siniestro encuentro con una
gigantesca entidad...
Pero no fue hasta muchos años después, cuando al
fin pudimos dar con el paradero del protagonista de éste nuevo encuentro. En
compañía del infatigable Juan José Benítez, Pedro González y mi inseparable
compañera Mari Carmen Muñoz, conseguimos que a regañadientes Antonio M. nos
relatara su crucial experiencia.
Nuestro testigo es un hombre honesto y
trabajador que lo único que le interesa es sacar adelante a su familia. No
quiere publicidad y solo nuestra persistencia ha conseguido que podamos acceder
a su testimonio tras años de insistencia. "Salí a mariscar temprano -nos relata
Antonio-, era julio de 1993. Aun no había amanecido del todo y no había mucha
claridad. Iba por la playa de los Bateles y mientras andaba por la orilla me
cruce, a una distancia, con un "persona", aunque solo vi la silueta, le salude y
seguí andando. Al momento pensé que "tio" mas alto, pues su altura era
considerable. Entonces oí un ruido, un sonido como un silbido por detrás mía. Y
al volver la vista lo vi bien... Era una cosa enorme. Con un traje negro pegado,
con una cabeza enorme y dos ojos negros...". Antonio M. nos indica que el
humanoide que le salió al paso podía medir unos tres metros de altura, y que su
cabeza era desproporcionada en comparación con el resto del cuerpo. Incluso
llego a afirmar que le costaría estar de pie en la habitación donde nos
encontrábamos haciendole la entrevista. Parecía flotar en el aire, no muy lejos
de la orilla, manteniendo una curiosa postura, ya que tenía ligeramente
flexionado los hombros y las rodillas dando un aspecto de relajación. También
nos explica que en esos momentos del encuentro, curiosamente, no sintió ningún
temor ante la aparición, y decidió acercarse al misterioso ser, comprobando como
éste se alejaba hacía atrás levitando. El joven pretendía acercarse pero aquel
humanoide era esquivo. Sin embargo, en una de las intentonas, el inquietante
gigante se le aproxima.
En medio del silencio del amanecer, de nuevo se
escuchan los extraños silbidos que parecían provenir del visitante. Antonio, sin
saber de donde le salió el valor, le contestó imitando el sonido agudo. El
gigante parece sorprenderse dando un salto hacia atrás. Al comprobar que el ser
se asusta nuestro protagonista vuelve a aproximarse. Ante sus atónitos ojos,
aquella criatura, en menos de un segundo y sin que sepa como, se sitúa tras
él.
Antonio, un poco más nervioso se vuelve y el ser realiza el mismo
movimiento, colocándose de nuevo a sus espaldas. Fue entonces cuando el joven
gaditano se siente mas inseguro y decide marcharse de allí dejando al inquieto
gigante a su espalda. No acabarían ahí sus sobresaltos. Cuando llevaba un rato
caminando a buen ritmo, se topa de nuevo al extraño humanoide frente a él. Esta
vez no se detuvo a contemplarlo, y siguió su camino sin mayores incidentes hasta
su domicilio. Es allí cuando, tras cerrar la puerta, una desagradable sensación
se va apoderando de su cuerpo, y el terror hace mella en nuestro, hasta entonces
impertérrito, testigo. La experiencia de Antonio M. es muy interesante, pues la
descripción de la fisionomía del humanoide coincide extraordinariamente con la
reseñada por sus convecinos en el año 1989. Sobre todo la mención a una
desmesurada cabeza en forma de pera invertida, de tonalidad blanca pálida y con
unos ojos negros ahuevados. Pero hay mas. La descripción facilitada por éste
nuevo testigo, arroja un detalle singular, pues advirtió en la espalda del
gigante, una delgada franja blanca vertical cubierta de vello.
Sin duda
la historia parecía encajar. Pero las sorpresas no habían hecho mas que
comenzar, en aquellos momentos no podíamos imaginar que en las mismas fechas del
célebre episodio de la "transformación" en otras localidades gaditanas
sobrevinieron otros hechos no menos inquietantes...
OTROS ENIGMÁTICOS ENCUENTROS EN ALGECIRAS , BARBATE Y
CHICLANANuestro viaje hace escala en la ciudad de Algeciras.
Andrés Gómez Serrano es un veterano investigador de OVNIs de Algeciras que lleva
mas de 5 décadas dedicadas al concienzudo estudio y recopilación de encuentros
con los No Identificados en toda la comarca del campo de Gibraltar. En su
extenso archivo existe otra pieza clave para nuestro particular puzzle. De nuevo
seguimos y encontramos el rastro de los humanoides de Conil. "El caso que te
puede interesar ocurrió un verano a finales de la década de los ochenta - nos
refiere Gómez Serrano en el interior de su acogedora casa, un autentico museo de
la investigación ufológica- el testigo no recuerda la fecha exacta del mismo,
pero lo que no olvidara jamas fue el susto que se llevó aquella noche, eso
seguro. Tenía un chiringuito en la playa de Getares (Algeciras) era tarde, ya
había cerrado y no quedaba nadie en el lugar. Estaba cerrando el puesto cuando
lo vio venir del agua, de la parte de la orilla. Me dijo que era un ser enorme,
muy alto y vestía un traje muy raro oscuro, de color negro, y lo mas extraño de
todo era que venía caminando sobre el agua, flotando, aunque no movía sus pies,
si no que mas bien se desplazaba como deslizandole hacia adelante. No pudo ver
detalles de la cara ni nada mas... el traje le pareció como una túnica pero algo
ajustada pues se notaba perfectamente las piernas... Le entró un miedo de muerte
y salio corriendo dejando todo allí por medio, sin guardar ni sillas ni mesas.
Fijate el susto que tendría que subió por medio del campo en dirección al
cuartel de la Guardia Civil que estaba próximo para dar cuenta de lo que había
visto. Cuando le calmaron y bajaron a la playa allí no vieron nada. El gigante
había desparecido...".
Con las fechas que barajamos para el presente
caso podríamos situarnos, incluso, pocas semanas antes de los hechos de Conil de
la Frontera (Algeciras se halla a unos 77 Km de distancia de Conil) pero lo mas
curioso es que, también, sobre la mismas época otro hecho excepcional ocurrió
ésta vez en la paradisiaca playa de Caños de Meca (Barbate se halla a unos 21 Km
de distancia de Conil). Nuestro protagonista Francisco H. no había dado mayor
importancia a su "visión", no obstante cuando su hijo por cuestiones del azar,
muchos años después conoció lo ocurrido en Conil inmediatamente lo relacionó con
la rara experiencia vivida por su padre en la playa de Barbate. No obstante hay
que señalar que tampoco recuerdan con exactitud la fecha del incidente, pero lo
sitúan entre el verano del año 1989 o 1990. Aunque son naturales de Huelva, en
aquellos años pasaban las vacaciones acampando en Caños de Meca. Sería el mes de
julio o agosto, el matrimonio de unos 40 años y sus dos hijos dormían en una
tienda de campaña instalada en la propia playa a una distancia prudencial de la
orilla para evitar las subidas de la marea. Sucedió de madrugada, cuando
Francisco despertó de repente y vio, a través de la puerta de la caseta (que
tenia una "cuadrado" de platico trasparente a forma de ventana) dos siluetas que
le observaban detenidamente en completo silencio e inmóviles. Eran dos
humanoides, vestidos de blanco y no podía distinguir bien sus facciones. Estaban
muy cerca de la tienda de campaña observando a los inquilinos de la tienda
mientras dormitaban. También cree recordar que en el fondo, junto a la orilla de
la playa había otros seres idénticos andando de un lugar para otro como buscando
algo.
Un dato interesante de la experiencia narrada por Francisco es que
tenía la extraña sensación, durante los instantes finales del encuentro, que
aquellos individuos le querían decir algo, que querían entrar en contacto con
él, pero no se produjo, aparentemente ningún tipo de comunicación. Por su
aspecto parecían humanos, aunque su indumentaria era muy extraña totalmente
blanca de una sola pieza y una tonalidad que nunca había visto antes. Sin
aperente lógica, Francisco se quedó dormido, frente a la inquietante presencia
de dos extraños frente a la tienda donde descansaba su familia, recordando el
enigmático episodio nocturno a la mañana siguiente cuando se lo refirió a su
esposa e hijos durante el desayuno, indicando que no sabía muy bien lo que
sucedió aquella madrugada, pero, sin duda, había sido la cosa mas rara que le
había pasado en la vida...
Pero aún hay un caso mas asombroso, sobre todo
por la fecha en el que se produjo. Gracias al reportero y escritor Iker Jiménez
tuve conocimiento de un evento ocurrido el día antes del encuentro de los
Bateles, o sea el 28 de septiembre de 1989. En ésta ocasión la fecha es
recordada perfectamente. El lugar, un bosque situado en Roche (Chiclana), que
"causalmente" colinda con la playa de Conil. Varios jóvenes se hallaban jugando
en el interior del bosque, cuando unos incomprensibles ruidos y un fuerte viento
azotó los arbustos provocando gran miedo en el grupo. Entre los arboles y la
vegetación observan, despavoridos, la presencia de una figura estilizada muy
alta que se desplaza entre los arboles. Un silencio parece apoderarse entonces
del bosque. Javier Gala, uno de los chicos, recuerda lo sucedido aquella noche y
afirma que el siniestro individuo " era bastante alto, delgado, tenia largos
brazos y era como una sombra de color morado y marrón que cambiaba de tonalidad,
lo vimos desplazarse de un lugar para otro, parecía correr".
Lo mas
irritante es que la criatura, similar en aspecto al Big-Foot (Pies Grandes),
pero mas delgada, parecía estar en muchos lugares a la vez, pues varios testigos
lo veían prácticamente en muy poco espacio de tiempo. Los jóvenes huyeron presa
del pánico y a las pocos días leyeron en la prensa lo que había sucedido en
Conil. Por temor a la repercusión decidieron silenciar su
experiencia...
EXTRAÑOS
"DEPORTISTAS"Pero los humanoides deberían de regresar por enésima
vez al litoral gaditano, nuestro abogado espera impaciente para terminar el
relato de su extraordinario encuentro con dos humanoides a la carrera en el año
1992, muy cerca de la playa de los Bateles, cuando estaban a punto de pasar la
noche a la intemperie tranquilamente. El cielo estaba despejado y una suave pero
constante brisa de levante golpeaba el rostro de los dos sorprendidos
excursionistas, la luna en cuarto creciente era muda testigo de los
hechos:
"Todo quedó en silencio de repente -continua Luis S.- las
gaviotas que escuchábamos hasta hace un momento dejaron de hacer ruido, era muy
extraño..., todo estaba en el más absoluto silencio, entonces cuando esas dos
"personas" se nos acercaron a menos de 10 o 12 mt, vimos que eran unos seres
delgados, de unos 2.20 mt de altura, y que los dos iban increíblemente
sincronizados en el movimiento. Ambos seres movían las piernas y los brazos a la
vez. Apenas movían las articulaciones, no se veía que tocaran el suelo, pero
tampoco os lo puedo asegurar. Iban corriendo, a la velocidad de una persona que
fuera en bicicleta, no muy deprisa pero tampoco a un paso normal...".
Luis y Ramón seguían con la mirada las evoluciones asombrosamente
simétricas de los dos extraños humanoides, mientras permanecían inmóviles en sus
respectivos sacos de dormir. Al pasar cerca de donde ellos se encontraban, Luis
se cerciora sin lugar a dudas de que no son seres humanos...
"Vestían con
unos monos, no excesivamente ajustados -continua Luis-, de color gris perla, de
color brillante como las tela de raso, pero no era metalizado, no brillaba. La
cabeza era muy extraña, algo más grande que la nuestra, totalmente calvos y con
unos enormes ojos negros rasgados, inexpresivos. Su nariz era muy pequeña, casi
chatos, la barbilla por el contrario era muy pronunciada, y su piel era grisácea
muy pálida. Tenían como una especie de capa corta por detrás y llevaban botas,
pero de estos detalles no me acuerdo muy bien. No parecía que nos vieran,
nosotros estábamos a unos 15 o 20 mt del mar y ellos pasaron por delante nuestra
hasta que se perdieron en la lejanía, yo calculo que todo duro apenas dos
minutos". Los dos humanoides realizaron una trayectoria paralela a la línea de
playa y en ningún momento cambiaron de velocidad ni de movimientos, tampoco
giraron la cabeza.
¿ABDUCCIDOS?Luis recuerda que su
compañero estaba muy nervioso tras la repentina aparición de los seres e incluso
quería marcharse de allí, pero tras dialogar unos minutos con él, decidieron
quedarse en el mismo sitio. Al poco tiempo, Ramón "inexplicablemente", a pesar
del pánico que había contraído, se quedó profundamente dormido. Sin embargo,
Luis que había permanecido más tranquilo durante la experiencia, no podía
conciliar el sueño. Horas mas tarde, de madrugada, entre el cabo Roche y un faro
existente en la zona, Luis pudo observar, en el cielo, a baja altura, una
extraña luz amarilla "mortecina" que destacaba entre las luces de los pesqueros
que faenaban en las proximidades. Tras intensificarse durante unos segundos, la
misteriosas luz se fue desvaneciendo poco a poco hasta que Luis dejó de
contemplarla. Minutos después Luis se quedó dormido y tuvo una terrorífica
"pesadilla": "Estábamos en la playa y aparecieron de nuevo los seres -expone
Luis- pero esta vez eran 7 u 8. Nos cogieron a mi amigo y a mi y nos separaron.
Me llevaron a una extraña habitación que tenía el mismo color de la luz que vi
antes en la playa... me desperté y comprobé que solo había dormido unos 15
minutos... no pude conciliar el sueño en el resto de la noche...". (Seria
interesante realizarle un regresión hipnótica a Luis para conocer que puede
esconderse tras ésta notable experiencia "onírica", pero éste es muy reacio a
ello).
Al día siguiente, Luis y Ramón, marcharon del lugar sin poder
despejar de sus mentes aquel furtivo encuentro con los extraños
humanoides...
Curiosamente, sin Luis conocer los pormenores del "affaire"
de Conil, nos comentó en el transcurso de la entrevista un incidente que nos
recuerda extraordinariamente al increíble episodio vivido por el ufólogo Jesús
Borrego. Nuestro testigo asegura que horas antes de que viera a los dos seres en
la playa del Palmar, casi al anochecer, estando en un bar de Conil, vieron a una
extraña pareja de extranjeros de apariencia nórdica. A Luis le llamó la atención
que iban muy distantes entre ellos (no iban cogidos de la mano), sin hablar y
andando hacia adelante. La chica que cruzó una mirada con nuestro testigo, tenía
los ojos de un azul muy intenso y ambos llevaban el pelo corto. Al entrar la
pareja en la playa a unos 200 o 300 mt desaparecieron misteriosamente de la
vista del abogado...
¿QUIEN DIJO QUE ERAN
BUZOS?Las investigaciones no han acabado. Mis continuas idas y
venidas por distintos puntos de la geografía gaditana en busca de mas pruebas y
datos siguen dando sus frutos. Uno de los últimos casos que he podido recopilar,
apenas hace unos meses, es sencillamente sorprendente, pues entre otras cosas,
me ha llevado a conocer varios sucesos desconcertantes ocurridos en otra ciudad
de la Tacita de Plata de la que no tenía noticias hasta la fecha. Fueron unos
buenos amigos Carolina y José los que me dieron un toque de atención a través de
un providencial correo electrónico. Gracias a ellos pude escuchar el
escalofriante testimonio de Eva J., una maestra de escuela que guardaba un
secreto desde hacia varias décadas. Según me relató, una vez que nos acomodamos
en una acogedora salita de su domicilio, en los años setenta, al poco de
terminar la carrera, vivió un acontecimiento para el que no ha podido hallar una
explicación lógica pese al gran tiempo transcurrido. Las primeras anotaciones de
mi cuaderno de campo son suficientes; Era de noche y Eva celebraba junto a un
grupo de amigos universitarios una plácida barbacoa en la playa. De pronto,
frente a la atónita mirada de los jóvenes allí congregados, surgió un enorme ser
de la orilla. Se trataba de un humanoide enfundado en un traje oscuro que
progresaba a grandes zancadas. El inquietante visitante nocturno avanzó por la
playa en dirección al pueblo. Su estatura simplemente impresionante... mas de
tres metros de altura...
En la misma localidad gaditana (cuyo nombre
reservo a conciencia para preservar futuras indagaciones) sucedió otro hecho
inusitado del que existe un parte policial y que conocí gracias a la
intervención de otro buen amigo, amante de los misterios, José Luis García.
Sucedió la mañana del 1 de enero del 2003. Un matrimonio sevillano denunció ante
las autoridades locales, que habían presenciado horrorizados como una mujer de
extrañas facciones y de apariencia extranjera, alemana tal vez, se introdujo en
el mar andando sobre lo que parecía un camino de piedras, hundiendose lentamente
en el mar con los brazos semi-levantados en cruz, en una extravagante posición.
La mujer se sumergió despacio en el agua hasta desaparecer completamente.
Dos policías municipales acudieron al auxilió de la supuesta "suicida"
comprobando que no había nadie en el agua. Apenas habían pasado 5 minutos desde
que se diera aviso a las autoridades del percance, pero no hallaron nada en un
minucioso rastreo de la orilla. Lo mas chocante de la historia es que los
miembros de la policía local comprobaron, al penetrar en el agua, en su búsqueda
desesperada de la supuesta victima, la total ausencia de un camino recto y
uniforme tal y como presenciaron los testigos. El terreno era muy abrupto y una
persona se hubiera sumergido a los pocos segundos de avanzar. Todo esto quedo
reflejado perfectamente en un parte oficial al que hemos tenido
acceso...
También he podido entrevistarme con agentes de ésta misma
comisaria que han protagonizado otros hechos asombrosos...
Marzo 2006. Lo
dicho... la investigación no ha concluido...